miércoles, 22 de diciembre de 2021

Estrellas en la piedra (y II)

Continuamos la anterior entrada buscando esas conexiones entre el cielo y lo construido por nuestros ancestros: la arqueoastronomía.

Nos vamos a Galicia, tierra muy rica en asentamientos prehistóricos, castros celtas, seres feéricos, Santas Compañas, abuelas de la curva, petroglifos y unos túmulos funerarios colectivos denominados mámoas, todos ellos entre los jirones del poblamiento diseminado gallego, un micromundo urbanístico y sociológico en sí mismo digno de estudio.

Comenzamos con una mámoa, el dolmen de Axeitos, cerca de Puebla del Caramiñal y entre las preciosas rías de Arosa y Muros, inserto en un bosque caducifolio verdaderamente hermoso.

Dolmen de Axeitos (La Gaceta de Gea)

Se trata de una tumba de corredor que consta de una cámara poligonal -de ocho ortostatos inclinados- y el corredor, de únicamente tres piedras. La laja horizontal es innecesariamente grande para tapar la cámara sepulcral, otorgando un aspecto verdaderamente tosco al conjunto, como corresponde a sus más de seis milenios de antigüedad. Las antas gallegas poseen una sutil diferencia con sus homólogas alentejanas (ver entrada anterior): los ortostatos que delimitan la cámara sepulcral no se apoyan unos en otros, sino que son independientes entre sí.

Su orientación es inequívoca: al estesureste (ESE), según nuestra rosa de los vientos, con un azimut de 107 grados.

La orientación del dolmen de Axeitos: sureste, azimut 107º (base Google Earth)

Otro insigne dolmen galego, el de Dombate, se orienta con precisión a la salida del sol en el solsticio de invierno, con un azimut de 127º.

Nos vamos para Andalucía con el objeto de estudiar las orientaciones de, quizás, los mejores dólmenes de la Península Ibérica: los de Antequera, las denominadas cuevas de Menga, Viera (en el mismo emplazamiento) y el tholos del Romeral, construidos en el tercer milenio antes de Cristo. El dolmen de Viera consta de un corredor que lleva a una cámara cuadrada, bastante pequeña, cubriéndose con un túmulo de 50 metros de diámetro. Su orientación es estesureste, concretamente 96º.

El dolmen de Menga (cesarlopezgomez.com)

El dolmen de Menga, junto al anterior, es un enorme sepulcro de corredor -el mayor de la Península Ibérica- con con una cámara funeraria de nada menos que 6 metros de anchura y 3,5 metros de altura, casi . Sus lajas de cubierta, se estima, deben pesar unas 180 toneladas ¿cómo las levantarían? Un enigma ibérico que podría ser resuelto por los escultores de los moais en la inefable isla de Pascua.

Orientaciones del dolmen de Viera (estesureste) y del de Menga (peña de los Enamorados)

Este gran monumento -junto con los demás dólmenes Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO- está orientado, de forma anómala, al noreste, en dirección directa a la Peña de los Enamorados, un monte calizo sumamente expresivo con la forma de una cara que mira al cielo: el equivalente español de otros peñascos mistéricos como la Torre del Diablo o Ayers Rock.

Como para no fijarse... (Monplamar)

El tholos del Romeral, 1700 metros al noreste de los anteriores, es otro enorme ejemplar, con un corredor de 14 metros y una cámara sepulcral de 5 metros de diámetro, cubierta con una gran losa. De regalo este monumento trae una cámara auxiliar más pequeña, desviada del eje principal.

El dolmen del Romeral, apuntando a la sierra
Posee una orientación muy extraña: 199º de azimut, lo que corresponde al sursuroeste, justamente hacia la sierra del Torcal, donde se encuentra el famoso y onírico paisaje.

Volvemos al centro a estudiar las orientaciones de los famosos verracos vettones y, entre ellos, quizás los más famosos: los Toros de Guisando, cuatro impresionantes ejemplares graníticos -de tamaño natural- situados en las estribaciones de la sierra de Gredos, entre las localidades de San Martín de Valdeiglesias (Madrid) y El Tiemblo (Ávila).

Los Toros desde la barrera (La Gaceta de Gea)

Estos toros fueron esculpidos en la Edad de Hierro, entre los siglos III y IV a.C., luego son muy posteriores a los monumentos ya tratados.

En lugar de mirar a la salida del sol, estos bichos miran a la puesta del sol en el equinoccio -de primavera u otoño, no se sabe- con un azimut de 268º, orientación oeste. También miran al cerro de Guisando aunque no a su cima, descartando una orientación topográfica a la manera de Menga con la Peña de los Enamorados.

Orientación al ocaso equinoccial de los Toros de Guisando
Nos vamos a las Islas Baleares, primero a Mallorca y después a Menorca, donde encontramos el talayot de Capocorb Vell y la naveta des Tudons.

Talayot de Capocorb Vell (Pinterest)
Capocorb Vell se encuentra cerca de Lluchmajor, sur de Mallorca. Se trata de un conjunto ceremonial con cinco talayots circulares y tres cuadrados, con puertas de acceso. Las orientaciones de los elementos circulares parece que se dirigen al orto solar en el solsticio de Verano, unos 60º, según el libro de Belmonte Avilés. La disposición del eje del conjunto es claramente noreste-suroeste, pero no queda claro que signifique algo astronómicamente hablando.

Varias orientaciones en Capocorb Vell: este, sur y suroeste

Saltamos a Ciudadela de Menorca para visitar la naveta des Tudons, una tumba colectiva al estilo de las antas o dólmenes pero 3000 años más modernas, notándose en su morfología: me recuerda a una pequeña pirámide maya pero realmente es una naveta menorquina, llamada así porque parece un barco boca abajo.

La naveta des Tudons (Wikimedia Commons)

Parece ser que en las excavaciones de este monumento encontraron más de 100 cadáveres en dos niveles, en el interior de la naveta: en el inferior los cadáveres y, encima de ellos, el osario para los fiambres ya descarnados.

La naveta, orientada al suroeste

Su orientación axial es muy clara: 245º suroeste, lo que parece inferir que señalan el ocaso helíaco en algún momento de año, probablemente en los solsticios. Hay que distinguir que esta orientación, que aparece en los sepulcros megalíticos baleares, es opuesta a la que suelen tener los sepulcros peninsulares, que suelen mirar al orto -amanecer- helíaco. Diferentes puntos de vista.

Nos vamos al otro archipiélago español: las fastuosas Islas Canarias -en estos momentos en vilo por el posible agotamiento del volcán Cumbre Vieja- y, más concretamente, a Tenerife, donde encontramos las misteriosas pirámides de Güímar, también conocidas como los Majanos de Chacona, cuyo fascinante museo fue concebido por el explorador -y vividor confeso- Thor Heyerdahl.

Los majanos de Chacona, hacia el orto helíaco en el solsticio de invierno y ocaso en el solsticio de verano (La Gaceta de Gea)

Este complejo posee dos orientaciones axiales: hacia la salida del sol en el solsticio de invierno (que es la salida del sol más meridional del año) y hacia la puesta del sol en el solsticio de verano (el ocaso más septentrional del año), dirigiéndose la primera hacia la isla de Gran Canaria, y la segunda hacia la Caldera de Pedro Gil, los restos de una serie de conos volcánicos colapsados, desplazados y erosionados. Esta última puesta de sol es muy curiosa porque es doble: el sol se oculta por un saliente de la caldera en el borde sur, vuelve a aparecer y se oculta definitivamente: un fenómeno de puesta doble en el solsticio de verano, el 21 de julio.

Los majanos y sus orientaciones

Ahora bien ¿qué son realmente estas pirámides escalonadas? ¿tienen algo que ver con la pirámide de Zoser, las de Monte Albán o la de Choga Zanbil? Pues parece que no, pequeño saltamontes: se supone -aunque no se sabe a ciencia cierta- que las de Güímar no son más que majanos -acumulaciones de piedras- puestos en bonito por avezados agricultores tinerfeños en el siglo XIX, después de haberse pensado que se trataba de ruinas guanches o de la propia Atlántida. Una virguería etnográfica sorprendente por su belleza, diseño y cualidad científica, capaz de engañarnos a todos los que vemos arqueología en cuanto nos topamos con unos pedruscos demasiado ordenados. Hasta algunas fuentes citadas en el libro de Belmonte Avilés elucubran que el dueño de la finca en el que están las pirámides era miembro de la masonería. Vaya usted a saber.

Finalizamos la entrada con dos monumentos bastante desconocidos, de los que vamos a extraer sus posibles orientaciones a modo de ejercicio práctico de lo aprendido en estas dos entradas sobre arqueoastronomía. Y es que ya, a estas alturas, el posible lector puede entender que el que suscribe es mucho más investigador que divulgador; la diferencia: el primero expone sus propias conclusiones y el segundo las de los demás. Nada que objetar a ninguna de las dos posturas, como no podía ser menos.

Nos vamos a la provincia de Cádiz, más concretamente al norte de la localidad de Alcalá del Valle, donde nos encontramos los dólmenes de los Tomillos, tres ejemplares medianos de cámara y corredor, colapsados por el tiempo.

Dólmenes de los Tomillos (La Gaceta de Gea)

Sacamos la brújula in situ, que nos muestra un azimut axial de 195º o 15º para el dolmen más grande, orientación sursuroeste o nornoreste, que no coincide con nada de lo visto anteriormente en cuestión de solsticios, amaneceres o atardeceres. Sin embargo sí que se orienta hacia el peñón de Montentier, la elevación más llamativa de toda la zona ¿orientación hacia un hito topográfico? Puede ser, o no.

Los dólmenes ¿hacia dónde apuntan?

Nos vamos a la meseta, más concretamente a un pueblo de la Alcarria denominado Aguilar de Anguita, para encontrar un dolmen absolutamente desconocido: el del Portillo de las Cortes, en medio de un sembrado al noreste de la ermita de Nuestra Señora del Robusto. Se trata de un pequeño dolmen de cámara y corredor, descubierto y excavado por el marqués de Cerralbo en 1912.

El dolmen de Aguilar de Anguita, unos pedruscos sospechosamente colocados (La Gaceta de Gea)

Su orientación es clara: estesureste, con un azimut de 98º, claramente hacia la salida del sol al igual que el ya visto dolmen de Viera.

Terminamos aquí nuestra aventura arqueoastronómica con un encargo a quien haya podido leer esto (hasta el final, se entiende). Hoy en día todos tenemos una brújula, el propio teléfono móvil si está bien calibrado ¿porqué no hacer arqueoastronomía? Quizás aquel montículo extraño o alineación de piedras se orienta hacia el este o el oeste, o hacia algún lugar llamativo ¿porqué no podemos aportar algo original y único a la ciencia, descubrir nosotros algo que se haya pasado por alto? Esto y mucho más se puede hacer con la simple curiosidad, el amor al conocimiento que otorga la libertad, la cualidad más elevada de la persona como diría mi admirado sabio Antonio Escohotado.

Pues nada, a ello que para luego es tarde.

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