lunes, 26 de noviembre de 2018

Rutas vintage: 1926, buscando piedras por el Sur de Madrid (I)

Con esta entrada comenzamos una nueva sección del blog: las rutas vintage. Bajo ese anglicismo (en un principio iba a denominarlas rutas retro, pero ese término se podía confundir con retroǵrado, lo que no define precisamente el concepto) se esconde una excursión guiada por una guía de viajes antigua o, por lo menos, de antes de 1990, por poner una fecha. De esta forma, podemos observar el paisaje de dos formas distintas, apreciando los cambios que han sucedido en el mismo a lo largo de las décadas. No es, en absoluto, un ejercicio de absurda melancolía; el que suscribe no comulga con esa filosofía porque cree sinceramente que el mundo va mejorando, aunque con riesgos existenciales graves que el lector se podrá imaginar por su cuenta y que habrá que ir solucionando según vaya sucediendo lo peor. Ya se sabe que el ser humano es absolutamente reactivo y nada proactivo, qué le vamos a hacer.

Volviendo al tema, no sé si el posible lector recordará la entrada en la que tratábamos el paisaje según la visión del insigne naturalista Eduardo Hernández-Pacheco. Pues bien, vamos a seguir una ruta geológico-paisajística por la zona sur de Madrid acompañados de la Excursión B-3 del XIV Congreso Geológico Internacional, celebrado en Madrid en 1926 y titulado Aranjuez y el Territorio al Sur de Madrid, cuyos autores son don Eduardo y su hijo Francisco, otro patanegra de la ciencia española.

Guía vintage y anotaciones (La Gaceta de Gea)
El objeto de la excursión era "reconocer el terciario de facies continental de la cuenca del río Tajo, examinándose los depósitos miocenos que cubren gran parte de la meseta española". Se refiere a los afloramientos de rocas sedimentarias de las cuencas formadas en el periodo mioceno, constituidas esencialmente de margas y yesos, donde existen importantes yacimientos de sales de sodio (sales sódicas). Ya nos cuentan nuestros queridos anfitriones:

"Se recorrerá la llanura que se extiende al Sur de Madrid, constituida principalmente por margas yesíferas con abundantes yacimientos de sales sódicas; las cuestas de vegetación esteparia; las vegas del Tajo, del Jarama y del Tajuña, con sus extensos viñedos y frondosas arboledas que en Aranjuez constituyen deleitoso oasis; las planicies altas del páramo, correspondientes al mioceno superior; pudiéndose hacer cargo los excursionistas, no tan solo de la constitución geológica del país, sino de la vegetación espontánea y cultivada que le cubre."
Mapa de la ruta (Guía)
El itinerario parte del madrileño puente de la Princesa, sobre el río Manzanares, entre la plaza de Legazpi y la calle Marcelo Usera. Ya nuestra guía nos dice que "a la izquierda quedan las edificaciones del Matadero", en la actualidad un interesante centro cultural; y que "se descubrió a tres kilómetros aguas arriba, junto a la fábrica de electricidad situada entre los antiguos puentes de Toledo y de Segovia, y a un metro sobre el nivel de las aguas, un yacimiento de mamíferos en una capa de caliza blanca margosa". Esta fábrica seguramente estuviera localizada en el edificio situado en el cruce de las calles Manzanares y Mazarredo, actualmente un espacio de oficinas y emprendimiento digital.

¿Será ésta la fábrica de electricidad entre los puentes de Toledo y Segovia? Si alguien conoce la respuesta que se manifieste, por favor (La Gaceta de Gea)

Tras este prólogo, cogemos la antigua carretera general Madrid-Cádiz, actualmente la autovía A-4, que abandonaremos a la altura de Seseña. Vamos a a explorar el territorio por puntos kilométros, tal y como aparece en nuestra guía vintage. Lo escrito en la guía aparece entre comillas y en cursiva, para que se note. Por supuesto, si algún experto en la materia quiere corroborar o corregir amablemente algo, bienvenido sea; se reflejará en el blog lo antes posible.

Posición de los aluviones del Km. 5
Kilómetro 5.- "A la izquierda, poco antes del paso a nivel, cerca del río, se encontraron en los aluviones cuaternarios instrumentos del paleolítico inferior, tallados en sílex, junto con algunos restos de mamíferos cuaternarios". Esa posición puede corresponder, actualmente, a la calle Anafil y el túnel de la calle Perales, que pasa por debajo de la vía férrea.

Kilómetro 8.- En "el pequeño pueblo de Villaverde, en los terrenos de la izquierda, cerca del río, se encontraron hace unos meses, entre las arenas de la base del cuaternario, algunos restos de la osamenta de un Bos primigenius Boj". Es difícil estimar la posición donde encontraron los huesos del extinto uro euroasiático, aunque podría corresponder a la zona de la estación de cercanías de Villaverde Bajo.

Kilómetro 13.- "A la derecha, el pueblo de Getafe y un campo de aviación. A la izquierda, el cerro de los Ángeles". Aquí comienza nuestra investigación de campo.

Dos paisanos descansando junto a la antigua carretera nacional. Al fondo, el cerro de los Ángeles, en Getafe (Guía)
Ascendemos al otero atravesando un bonito pinar. Una música celestial, a todo volumen -de esas capaces de enviar al más descreído al redil, por agotamiento sensorial- nos recibe en la amplia explanada, bajo el Sagrado Corazón. Qué bello es el silencio, oiga. Busco, según indicaciones de la guía, los restos de la antigua torre telegráfica, perteneciente a la antigua línea Madrid-Reales Sitios, en el extremo norte del cerro. Lo único que encuentro es un zócalo justo al norte de la cafetería, podría ser.

La torre telegráfica, hoy desaparecida, y la ermita del Cerro de los Ángeles (Guía)
La guía nos dice que "corona la parte septentrional de la colina, sobre la que está edificada la ermita de la Virgen de los Ángeles, un tramo de dos a tres metros de espesor, que sirve de base al santuario; tramo compuesto por una roca, en la cual se mezclan masas de sílex y sepiolita, y formaciones concrecionadas y arriñonadas de calcedonia". Como era de esperar, ese zócalo ya no existe.

Antiguo monumento al Sagrado Corazón del cerro de los Ángeles. Al fondo, la ermita (La Gaceta de Gea)
Enfilamos la autovía A-4 hacia el sur, pasando sobre el cauce del arroyo Culebro, donde había unas antiguas canteras de yeso, ahora cubiertas por edificaciones industriales. Llegamos a Valdemoro.

Kilómetro 27.- "Pasado el pueblo de Valdemoro, una vallonada transversal cruza la carretera. A uno y otro lado, canteras de yeso, con buenos cortes en ellas y en los desmontes del camino, en los que se observa la estratificación horizontal de los bancos de yeso y margas". Efectivamente, este ámbito corresponde actualmente al polígono industrial "Las Canteras"; todavía quedan restos de una cantera junto al campo de tiro de Valdemoro. El paisaje es suavemente alomado, salpicado con manchas de olivar y pinar, además del secarral de turno.

Paisaje junto a las antiguas canteras de Valdemoro (La Gaceta de Gea)
Dejamos la A-4 por la salida 37, descendiendo la denominada Cuesta de la Reina y cogiendo la carretera M-305 con dirección a Aranjuez.

Kilómetro 38.- "Al llegar a la base de la Cuesta de la Reina, se cruza el canal del Jarama, e inmediatamente está la estación de Seseña, en la vía férrea de Madrid a Andalucía" . Después de dejar la autovía llegamos a una curva pronunciada, donde observamos el canal del Jarama, que se esconde bajo la carretera. Pasado el desvío a Ciempozuelos hay una nave industrial y, junto a ella, la antigua estación de Seseña, hoy abandonada. Es una pena: como restaurante o bar de tapas no quedaría nada mal, estando tan cerca de un foco turístico como Aranjuez. Ahí queda.

La antigua estación de Seseña, mi voto para restaurante (La Gaceta de Gea)
Cogemos la carretera M-307 hacia Ciempozuelos. Pasado el puente sobre la vía férrea sale un camino a la izquierda, que continuamos hasta llegar a una finca utilizada como escuela de hípica, donde dejamos el coche. Giramos a la izquierda y llegamos a las históricas salinas de Espartinas, nombre que alude al esparto, material muy utilizado en artesanía.

Posición de las salinas de Espartinas. Izda: 1ª edición del Mapa Topográfico Nacional 1/50.000; dcha.: mapa actual

El paisaje es desolado, seco, estepario, tremendamente hostil: sobre la tierra rojiza sólo crecen matas leñosas y yerbazales xerófilos, acostumbrados a la sequedad. Las especies más ubicuas son el esparto (Lygeum spartum), la saladilla (Atriplex glauca), el gualdón (Reseda suffruticosa), la aulaga (Genista scorpius) o el tomillo salsero (Thymus zygis), entre otras. Por cierto, por todo el paraje hay basura -mierda, que nos entendamos- para aburrir, detalle que evidencia el nivelazo de algunos de los que por aquí pululan.


Vista de las salinas (Guía)


En estas salinas, el malagueño -grandes personajes nos ha traído mi querida Málaga- Rafael de Rodas descubrió, en 1826, la thenardita, un mineral compuesto de sulfato sódico; también aparece la glauberita y otros minerales en menor cantidad. Las aguas que brotaban de la base de la cuesta salían saturadas de estas sales, se recogían por dos galerías excavadas en la ladera y, mediante canales, esan conducidas a las balsas -de madera igual que los canales- donde se depositaba la sal en verano, ya que en invierno el compasto (masa endurecida de sales) se recogía en la propias galerías. En la actualidad se puede apreciar lo que queda de una balsa de evaporación, delimitada por unos marchitos maderos verticales, así como restos de galerías en la ladera. Junto al arroyo Valdelachica hay varias cuevas, similares a las encontradas en otros entornos cercanos. Más allá de la balsa aparece un regato con costras de sal; recojo una muestra para observarla al microscopio.

Lo más patente que queda de las salinas: la balsa de evaporación rodeada de maderos (La Gaceta de Gea)
Dejamos este decadente y sucio lugar conociendo su importancia histórica, para dirigirnos otra vez hacia la M-305.

Kilómetro 40.- "Se atraviesa el Jarama por un hermoso puente de caliza blanca de Colmenar de Oreja. Consta de 25 arcos iguales y tiene espaciosa entrada y elegantes pretiles"

El Puente Largo, sin la vegetación que actualmente oculta parte del puente (Guía)
Pasado el Puente Largo, dejamos el coche en un espacio junto a la rotonda, para observarlo. Es un puente magnífico, construido en 1761 por el arquitecto cántabro Marcos de Vierna. En la actualidad hay mucha vegetación y maleza en las riberas del Jarama, por lo que me quedo con la foto antigua. Aún así, se pueden admirar sus potentes tajamares semicirculares que dividen sus 25 bóvedas de medio punto.

Terminamos así la primera entrega de esta ruta vintage. En la siguiente visitaremos el valle del Tajo, descubriendo la geología y el paisaje de la vega madrileña.


PD: Habíamos recogido una muestra de agua salina en Espartinas. Agito la muestra acuosa para llevarla a saturación y deposito unas gotas sobre el portaobjetos. Ya seco, lo observo bajo el microscopio de polarización: sobre una miríada de pequeños cristales informes destacan grandes cristales que parecen las pirámides de Giza desde el cielo ¿será la thenardita?. Si alguien lo sabe, que se pronuncie, porfa.

Vista de la cristalización del agua de Espartinas, a la lupa binocular (La Gaceta de Gea)
Cristal piramidal, 50x con microscopio de polarización, de la muestra de agua de las salinas de Espartinas (La Gaceta de Gea)

lunes, 12 de noviembre de 2018

Micropaisajes por el mundo (I)

Hoy vamos a tratar el paisaje desde otra perspectiva, quizás algo peculiar pero a buen seguro interesante. Una especie de experimento, basado en el arte de la analogía, uno de los métodos del pensamiento lateral. Y es que al que escribe le gusta saltar de un tema a otro, relacionarlos -con mayor o menor fortuna, cosas del I+D-, disolverlos en otros y así sucesivamente, a lo homéopata trilero. Y es que la diversidad es equivalente al buen gusto; de eso sabemos mucho en España.

Vamos, pues, a examinar lo que denomino micropaisajes, paisajes vistos a través de un microscopio. Como la definición de paisaje, según la RAE, es la "parte de un territorio que puede ser observada desde un determinado lugar", también concuerda perfectamente con un micropaisaje, ya que observamos un territorio pequeñito, microscópico, desde un determinado lugar, los oculares del microscopio. Fantástico, de momento parece que no chirría, miel sobre hojuelas.

Vamos a utilizar dos páginas muy interesantes: Nikon Small World y Olympus Bioscapes, ambos concursos de microfotografía patrocinados por las conocidas empresas de óptica. Revisaremos las microimágenes más evocadoras, que nos recuerden a esos paisajes que podemos admirar en nuestra escala, la humana, en cómodos fascículos.

Comenzamos con el Nikon Small World, más concretamente con la imagen ganadora de 1996: "Doxorubin in methanol and dimethylbenzenesulfonic acid", de Lars Bech.

Doxorubin in methanol and dimethylbenzenesulfonic acid (Lars Bech)

Se trata de la alucinante imagen de una disolución de doxorubicina -un fármaco de quimioterapia- en metanol y un ácido impronunciable, observados a la luz polarizada. Al secarse la disolución en el portaobjetos, el líquido cristaliza originando diferentes patrones de agrupación así como interesantes maclas, cuyos colores varían dependiendo del giro de la luz polarizada en el microscopio de polarización. A mí me recuerda el skyline de una hipotética ciudad europea salpicada de iglesias, con un fondo de montañas cercanas: imaginación al poder.

La siguiente imagen fue finalista de la edición de 2017: "Aspergillus flavus (fungus) and yeast colony from soil", de Tracy Scott.

Aspergillus flavus (fungus) and yeast colony from soil (Tracy Scott)
Se trata de una microfoto de las filamentosas hifas de un hongo alergénico de bastante mal genio, acompañadas de una colonia de levaduras procedentes del suelo, observadas al microscopio de luz transmitida, el más común y barato. Las hifas semejan los tallos de, por ejemplo, unas rústicas amapolas, mientras que las pequeñas células de la levadura salpican, como puntitos, el fondo de la imagen, como si fuese polen. Una estampa primaveral, quizás al amanecer, de aspecto algo japonés: preciosa y evocadora.

La siguiente microfoto fue finalista de la edición de 2015, iluminada mediante la carísima técnica de contraste por interferencia diferencial (DIC): "Black witch-hazel (Trichodactylus crinitus) leaf producing crystals to defend against herbivores", de David Maitland. La hoja de una planta de la familia Hammamelis produce cristalitos de una sustancia que evita que los herbívoros se la puedan comer, y es que cada uno se defiende como puede. Parece un paisaje invernal con un cierto aire expresionista: los cristales caen de los árboles -los nervios de la hoja- hacia el suelo, el nervio principal de la hoja.

Black witch-hazel (Trichodactylus crinitus) leaf producing crystals to defend against herbivores (David Maitland)
La edición de 2013 nos brinda la siguiente imagen: "Nerve and muscle thin section", de David Ward. Se trata de un corte de tejido muscular liso, seguramente teñido mediante la técnica de hematoxilina-eosina y visto a través del microscopio de campo claro. Dentro del corte aparece un tipo especial de nervio: una neurona motora cuyo axón se ramifica en varias placas motoras terminales, una por cada fibra del músculo, permitiendo la contracción del tejido muscular. Es como un arbolillo cuyo fondo bandeado me recuerda al del Grito de Munch pero quitándole lo siniestro: un cuadro expresionista cuqui.

Nerve and muscle thin section (David Ward)
De la cosecha de 2008 tenemos esta imagen: "Mitomycin (anti-cancer drug)", de Margaret Oechsli. Al microscopio de polarización, los cristales de mitomicina, al secarse, forman un angosto cañón y un abrigo rocoso, a la izquierda, bajo la luz nocturna.

Mytomicin (Margaret Oechsli)
De 2006 nos llega "Transgenic Nicotiana benthamiana plant", de Heiti Paves. Se trata de una planta relacionada con el tabaco y utilizada como fuente de medicamentos. La imagen parece representar -aunque no estoy seguro- los pelillos del tallo o de la hoja, mediante la técnica de microscopía de fluorescencia, bastante compleja ya que necesita un costoso equipamiento.

Esta microfoto me recuerda a las luciérnagas, esos animales bioluminiscentes que hace años que no consigo ver. Como no sé si les quedan dos telediarios para la extinción total, me voy a consolar observando esta imagen tan contrastada.

Transgenic Nicotiana benthamiana plant (Heiti Paves)
De la edición de 2003 nos llega el siguiente micropaisaje: "Surface of titanium carbide crystal", de Lynn Boatner y Hu Longmire. Se trata de una cristalización de carburo de titanio, un material cerámico que se utiliza como recubrimiento de naves espaciales, por su resistencia al calor. La técnica de iluminación es el contraste diferencial (DIC). Está clara la analogía: una cercana cordillera bajo un cielo azul con nubes iridiscentes, de las que emerge una especie de nave espacial, quizás recubierta con el propio carburo de titanio.

Surface of titanium carbide crystal (Lynn Boatner y Hu Longmire)
Una última imagen para esta entrada: desde 2002 nos llega "Sheep placenta stained with India ink", de Jhodie R. Duncan. Se trata de una preparación de placenta de oveja; este oŕgano se utiliza como suplemento alimenticio con gran aporte de proteínas, según dice la publicidad del producto. Se tiñe con tinta china, de forma muy simple, para luego ser observada al microscopio de polarización. Me recuerda a una planta acuática emergiendo de un lago, bajo la luz de la luna.


Sheep placenta stained with India ink (Jhodie R. Duncan)
Como hemos visto, el microscopio no sólo sirve como aparato exclusivamente científico, también puede ser utilizado por artistas o fotógrafos. Permite adentrarse en nuevas formas de ver la realidad, abrir la mente o, simplemente, jugar. Ya lo dijo Pablo Neruda: el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.

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PD: Haciendo caso a don Pablo, voy a jugar un poco. Coloco una preparación, de mi colección, de acetanilida. La coloco bajo el microscopio de polarización y ya tenemos videoarte:


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