lunes, 13 de mayo de 2019

Rutas vintage: Campo de Calatrava (I)

Como probablemente recordará el posible lector, hace unos meses comenzamos una nueva sección: las rutas vintage, realizadas con alguna guía de viajes no contemporánea, de forma que podamos apreciar los cambios -si los hay- entre los paisajes pretéritos y los actuales. Las inauguramos con una ruta geológica por el sur de Madrid en dos cómodas entradas: una hasta Aranjuez y la otra de vuelta a Madrid.

En este caso particular, vamos a elegir una guía menos especializada, una guía turística al uso: Excursiones Inéditas desde Madrid, de Roberto Fernández Peña, una serie de tres volúmenes impresos en 1970, con lo que ello implica política y socialmente. Hoy en día no son tan originales, pero sí interesantes por lo que cuentan, un tiempo afortunadamente pasado pero que, desde el punto de vista sentimental, puede traer buenos recuerdos a más de uno.

Página del libro con sello del anterior propietario (La Gaceta de Gea)
Desde luego, está muy bien que aparezca el sello del anterior propietario, un tal Luis del Olmo (no creo que se trate del famoso locutor), de forma que, al prestarlo, nadie se lo adjudique, costumbre hispánica como pocas. También me resulta graciosa la coletilla para "fines de semana", "puentes" y pequeñas vacaciones. Hay cosas que no varían, desde luego.


Comenzamos con una ruta por el Campo de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real, comarca no profusamente visitada pero merecedora de admiración por sus variados paisajes, desde los cerros, lomas y llanos cerealistas del norte hasta el piedemonte adehesado de Sierra Morena, amén de monumentos únicos e interesantes. Esta zona toma su nombre de la militar Orden de Calatrava, una institución católica fundada en el siglo XII que ha perdurado hasta nuestros días en forma de asociación, pero sin renunciar a sus principios fundacionales de fraternidad y autoperfeccionamiento individual.

Esquema de la ruta (La Gaceta de Gea)
Nuestra primera parada es Valdepeñas, población más conocida por su enorme producción vitivinícola que por sus demás atracciones, puesto que haberlas haylas. Antes de acceder a la localidad por la A-4 nos fijamos, a la izquierda, en el Monumento a la Victoria o del "Ángel de la Paz" según esta guía (tenemos que darnos cuenta de a qué victoria y paz se refiere; hay que recordar que es de tiempos de Franco, con lo que ello implica ideológicamente), en la cumbre del cerro de las Aguzaderas, obra del escultor Juan de Ávalos, que participó en el controvertido Valle de los Caídos. Glosa el autor de la guía, con inveterada fe: el monumento une a la sencillez de su motivo la grandiosidad de sus proporciones. Épico siempre dentro de su época, valga la redundancia.


Hoy en día se encuentra en estado ruinoso, pero el cerro posee unas expansivas vistas de la ciudad y de las estribaciones norteñas de Sierra Morena.
 
Molino de Gregorio Prieto (La Gaceta de Gea)
Dirigiéndonos al casco de Valdepeñas encontramos un elemento arquitectónico mucho menos escorado políticamente: el molino de Gregorio Prieto, el más grande de España según nuestra guía, hoy denominado molino de Valdepeñas. Alrededor del rotundo y perfectamente conservado ejemplar, de tres alturas, admiramos un cuidado espacio ajardinado, en cuyo lateral se ubica en la actualidad el museo de los Molinos Gregorio Prieto, sito en una casona típica manchega, donde se expone toda la obra del ilustre pintor dedicada a los molinos. La guía nos dice que fue el primero (1948) edificado a raíz del llamamiento que en tal sentido hizo la "Asociación de Amigos de los Molinos". Dentro del propio molino descubrimos un interesante museo etnográfico dedicado a las tradiciones locales. Dedicado al mismo artista también podemos visitar la fundación Gregorio Prieto, donde se expone su obra, relacionada con varias vanguardias pictóricas de principios del siglo XX.

Nos dirigimos, como reza la guía, por la antigua y larga calle Real, hoy Seis de Junio (hoy en día se sigue denominando así en conmemoración de la sublevación contra las tropas francesas acaecida en Valdepeñas en 1808), hasta llegar a la colorida y escasamente ajardinada, algo dura en mi opinión, Plaza de España, donde emerge la iglesia gótico-renacentista de Nuestra Señora de La Asunción, dotada de la principal Puerta del Sol, una filigrana del gótico isabelino.

La plaza destaca por su animación, que discurre en las múltiples terrazas junto a los soportales; en los restaurantes cercanos se puede degustar la sabrosa cocina manchega, según se testimonia minuciosa y repetidas veces en el inmortal libro de Cervantes, el pisto manchego, el potaje y las gachas, estrellas de la gastronomía local.

La colorida Plaza de España de Valdepeñas, presidida por la iglesia de La Asunción (La Gaceta de Gea)
También se pueden visitar, según nuestro épico autor, centenares de bodegas, algunas de ellas enormes, que guardan el vino de mesa más famoso de España...necesitando el visitante solamente pedir permiso y entrar, y quedarse sorprendido ante las gigantescas tinajas. Qué fácil parecía ser todo en aquella época...

Avanzamos hasta el kilómetro 220 de la A-4, nos desviamos y, a unos 4 Km, aparece, en un pequeño valle arbolado junto al arroyo de la Virgen, el Santuario de Nuestra Señora de las Virtudes y su anexa e interesantísima plaza de toros cuadrada construida en 1641, en mi opinión la más peculiar de toda España junto con la famosa plaza del Coso, en Peñafiel (Valladolid).

Santuario de Las Virtudes y plaza de toros (La Gaceta de Gea)
El rojizo color almagre con el que están pintadas las galerías, balaustradas y barreras de la plaza contrasta con la blancura del encalado y calidez de la piedra del Santuario, de estilo mudéjar en su artesonado de par y nudillo y elementos barrocos en la Capilla Mayor, además de unos frescos verdaderamente inesperados.

Desde aquí enfilamos a la localidad de Viso del Marqués, donde emerge, desde la lejanía, la sorprendente mole del Palacio del Marqués de Santa Cruz, de estilo renacentista italiano y erigido por el célebre almirante don Álvaro de Bazán, cuyo escudo de armas remata el balcón principal del edificio. Nuestro cicerone lo califica de milagro humano, mostrando la magnificencia de su patio, la monumentalidad de la escalera y la belleza de sus riquísimos frescos. En su interior alberga el Archivo-Museo Álvaro de Bazán, existiendo en su índice más de 65.000 legajos de historia de la Marina desde 1784 hasta la Guerra Civil Española. Como curiosidad, en la iglesia parroquial que se alza junto al palacio se encuentra, colgado sobre el coro, un cocodrilo disecado que don Álvaro se trajo de una de sus correrías por Egipto.

El palacio del Viso del Marqués (La Gaceta de Gea)

Desde aquí nos dirigimos hasta el algo caótico Calzada de Calatrava, desde donde, cogiendo una escénica carretera (cuidado, la señalización es bastante precaria) hacia el sur en dirección a Villanueva de San Carlos. A los pocos kilómetros atisbamos, a la izquierda, los descarnados muros del castillo musulmán de Salvatierra, defensa, en el siglo XII, de la frontera cristiana, que cortaba el avance de las tropas musulmanas hacia el norte.

El paisaje es de transición entre la llanura cerealista y latifundista de La Mancha, de materiales calizos, y los relieves de Sierra Morena . Destacan los materiales volcánicos en algunas zonas, muy fértiles, de aspecto negruzco. Este paisaje queda salpicado por viviendas de segunda residencia, quinterías (casas de labor) y cortijos organizados alrededor de un patio central. A medida que nos acercamos a la Sierra se reducen los aprovechamientos ganaderos para transformarse en espeso monte mediterráneo, escasamente transitado.

Castillo de Salvatierra desde el castillo de Calatrava la Nueva (La Gaceta de Gea)
Desde aquí, a escasa distancia se divisa, sobre el piramidal cerro del Alacranejo, el imponente Sacro Convento y Castillo de Calatrava la Nueva (no confundir con el de Calatrava la Vieja), conceptuado como una de las fortalezas roqueras más impresionantes e históricas del mundo, que unía, a su sin par valor estratégico, la de ser atalaya formidable sobre todas las tierras circundantes. Fue construido a partir de la importante victoria en la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, lo que supueso un retroceso del dominio almohade y el avance de las tropas cristianas hasta la línea del río Tajo.



Castillo de Calatrava la Nueva (La Gaceta de Gea)
El acceso a la fortaleza se produce por el camino empedrado original de 1560, bastante estrecho para la circulación de dos vehículos (algunos autobuses) en sentidos contrarios, por lo que habrá que extremar la precaución.

Desde el aparcamiento se aprecia un gran campo visual, que ofrece una excelente panorámica de la estepa cerealista, con marcadas diferencias cromáticas entre los cultivos, de tierras rojizas, y las sierras, de potentes y afilados roquedos metamórficos y volcánicos.

El recinto del castillo alberga, encerrado en unas potentes murallas cuyo adarve se puede recorrer, un burgo con tiendas, huertas, talleres, almacenes, un molino y viviendas alrededor del convento, hospedería e iglesia. Ésta última es la parte del conjunto que mejor se conserva, resaltando sobre la puerta la grandiosa claraboya, en forma de estrella, ordenada colocar por los Reyes Católicos en 1541 para dar más luz al templo. En su interior se combina la oscura piedra volcánica de pilares y nervaduras con el ladrillo de las bóvedas de crucería, con la sencillez estilística cisterciense patente en las ménsulas en cul-de-lampe y en la escasez decorativa del conjunto, reflejo de las severas reglas de San Benito.

Dejamos aquí esta primera entrega de esta ruta vintage. En la siguiente enfilaremos al norte, hacia la localidad de Almagro y más allá.

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