lunes, 1 de diciembre de 2025

Rutas anárquicas: el Tajo, de la Puebla de Montalbán a Malpica de Tajo

Continuamos con nuestro periplo aguas abajo del Tajo donde lo dejamos en la entrada anterior, junto al puente sobre el canal de Castrejón, al sur de La Puebla de Montalbán. Como de costumbre, las fotos son del que escribe a menos que se diga lo contrario y -todo hay que decirlo-, en este blog en general y en esta entrada en particular, no hay rastro de IA y todo es más que humano, falible hasta la extenuación.

Desde el puente cojo la CM-4009 en dirección N, hasta alcanzar una gasolinera a la izquierda. Tomo, en diagonal y dirección SO, la carretera de San Martín de Montalbán o camino del Calvario, que discurre junto al arroyo de los Cañares. Hace frío y está húmedo y neblinoso, lo que hace prever una jornada harto dificultosa.

Empezamos bien

Avanzo por la carretera hasta alcanzar la enorme fábrica de conservas "El Cidacos" (1980). Pegado al gran solar de logística, un cobertizo de toda la vida resiste ahora y siempre al invasor.

Cobertizo superviviente

Al final del gran complejo industrial, cojo la pista de la derecha. Al poco, entre la niebla aparece la EDAR de La Puebla (2005), con un bonito azulejo -típicamente manchego- adornando su puerta principal.

EDAR con gracia

Unos metros más adelante, en un paisaje de retamas y monte bajo, la carretera se interrumpe por obras, lo que me fuerza a regresar y tomar un camino alternativo que nos vuelva a acercar al canal de Castrejón, que trataremos de recorrer hasta Malpica de Tajo, donde volveremos a encontrarnos con nuestro gran río ibérico.

Media vuelta

Regreso a la gasolinera y cojo la carretera en dirección al pueblo. En la primera rotonda, tomo la calle Soto Redondo a tope y después el camino de la Florida, una pista de tierra bastante ancha, apta para mi 4x2.

Otro intento

Prosigo cómodamente hasta alcanzar una muy bonita finca con casona de labor "La Florida" (1990), dotada de balcón central y ventanas con arcos, majo ejemplo de la singular arquitectura popular manchega.

Qué chula

Un poco más adelante, a la izquierda entronca la carretera que no hemos podido continuar antes, tras la EDAR. Por tanto, hemos superado el primer escollo; veremos los siguientes. 

La pista gira abruptamente a la derecha, alcanzando el embalse de Cañares, un engrosamiento del canal de Castrejón. 

En el canal, por fin

La pista junto al canal ya no es tan cómoda, sino más estrecha y embarrada. Entre la fresca bruma aparece un puente, que se refleja en las aguas verdosas y tranquilas del canal. Huele a tierra húmeda, qué gozada.

Puente en la bruma

Agarrada a la barandilla del puente, una telaraña se dibuja con gotitas de rocío, mientras un bicho indeterminado se agita en el carrizal, como asustado por el improbable intruso.

Telaraña engalanada

De vuelta a la pista -denominada colada de Majadas y Posturas en el mapa del IGME-, una nutrida bandada de paseriformes, muy quietas ellas, está suspendida en el tendido eléctrico, como anticipando un desenlace incierto a la aventura.

Pájaros de mal agüero

Sigo rodando por la pista, en un terreno compuesto de arenas de la terraza inferior del Tajo con cantos rodados diseminados.

Junto al canalillo

Otro puente cruza el canal, internándose en los enormes olivares hasta el cauce del Tajo.

Puente y barro

Alcanzo el arroyo de la Vega, convertido en torrente por las recientes lluvias, que discurre bajo el canal de Castrejón. Probablemente el vado no sea impracticable para mi 4x2, pero las exploraciones en solitario y en el culo del mundo requieren dosis extra de prudencia: más vale regresar sin daños que hacer el canelo y que salga muy caro.

Torrente insalvable

Doy media vuelta haciendo multitud de maniobras, hasta enfilar por otra pista que, ascendiendo a la izquierda, discurre entre olivares en dirección NO, hacia al arroyo de la Vega aguas arriba: la cañada del Moledor

Junto al cauce del arroyo, encuentro una finca agrícola (1970) decorada con neumáticos de tractor. Silencio sepulcral entre la niebla. El camino se embarra, y las huellas hundidas de gigantescos tractores forman charcos amenazadores. Tras atravesar un estrechamiento flanqueado de retamas y enebros, observo que la progresión es imposible, por el estado precario de la vereda. No way, media vuelta.

Mala pinta

Vuelvo a alcanzar el camino del Canal, en dirección E. Al rato, en un amplio cruce de varias pistas tomo la que se dirige al NO, a la altura del paraje "Fuente Baja". Esta pista también nos lleva al puto arroyo de la Vega, que intentaremos vadear si es que se deja.

Tercera intentona

Alcanzo, no sin cierto canguelo, otra finca de labor (2000) junto al arroyo de la Vega, a la izquierda. El camino, cada vez más embarrado, presupone la tragedia.

Granja chunga, beware

Efectivamente: algo más adelante el firme, muy pisoteado por los tractores, se encuentra en ocasiones anegado, y el coche no hace más que patinar y pegarse golpes contra los bajos. Media vuelta, así no hay manera.

No me la juego

Desando el camino hasta la intersección con la pista del canal, para tomar otra pista en dirección NE: el camino de las Huertas. Al poco encuentro otra finca, esta vez equipada con una plaza de toros (2000); sin duda, las mejores fiestas camperas de la comarca.

Plaza de toros en la nada

Llego, entre potentes olivares, al cruce con el camino del Moledor, que tomo en dirección N.

Olivar de nivel

A los pocos kilómetros -y alguna dificultad- llego a la CM-4000, que tomo en dirección O. Cojo el desvío a El Carpio del Tajo, donde en lugar de neblina luce un resol mañanero.

Civilización

Entro al pueblo por el camino de Ronda donde, tras unos talleres y naves, encuentro un chalé de parné (1992), con torreta octogonal.

Chaletaco

Ya en la calle de la Aviación, mucho más rústica con sus viviendas encaladas de una sola planta, una almazara (1968) -espacio publicitario ad hoc- me recuerda lo excepcionales que son los aceites de esta zona de Castilla-La Mancha, suaves y de matices equilibrados en boca, como sus aceitunas arbequina y cornicabra.

Algo más adelante encuentro un clásico del agro español: una hermosa báscula municipal (1970), de planta cuadrada y tejado a cuatro aguas: una delicia vintage para los sentidos. 

Monumento a la gravedad

Prosigo por la calle de la Marina, con sus casas de una planta con zócalos de fantasía: lisos, con azulejos, de piedra, de todos los colores.

Salgo del pueblo y vuelto a tomar la CM-4000. A la izquierda, el bosque de galería del Tajo emerge de la estepa cerealista. Pasado el PK 46, cojo el desvío a Malpica de Tajo, en dirección S. Al poco, junto al la salida del sendero GR-113 -el Camino Natural del Tajo- encuentro un original y colorido letrero cerámico en una pared de ladrillo con almenas, indicándome que ya me encuentro en Malpica de Tajo, la última parada de esta ruta.

Malpica

Dejo el coche y, a pie, avanzo por la escueta acera. A la derecha, un pedazo castillo, equipado con alargadas ventanas góticas, se refleja en las tranquilas y verdosas aguas del Tajo. Se trata del castillo de Malpica, una antigua fortaleza árabe acondicionada como palacio en el siglo XVII; hoy en día el almenado mamotreto pertenece al ducado de Arión,  a quien Dios dé un castillo, san Pedro se lo bendiga.

Castillaco con derecho de pernada

Cruzo un espectacular puente de hierro con arco parabólico (1893), obra de ingeniería civil tan notable como desconocida que, en mi deshonesta opinión, deja en bragas al castillo de marras. Absolutamente divino, un vado místico: el puente poseía originalmente tres tramos parabólicos y fue parcialmente volado durante la Guerra Civil, siendo reconstruido entre 1945 y 1984.

A lo Eiffel

Henchido de satisfacción vital avanzo hacia el pueblo, bordeando el opaco muro del recinto palaciego. Giro a la derecha, para encontrar, frente a un estrecho bulevar con sauces llorones, unas antiguas y grandes naves con tejado a dos aguas (1920) y muros en ladrillo y revoco crema. 

Naves guapas

Sigo bordeando las naves y el castillo, a la derecha, por la calle San Sebastián. Tras pasar el portón del castillo y sus enhiestos cipreses, desciendo al río por una senda ad hoc, con barandilla de madera.

P'al río

El aire se torna fresco y húmedo; un marchito cartel de interpretación informa de la fauna, flora y paisanaje que se puede observar por aquí; el río, un espejo.

Pasarela

Un poco más adelante, una bacanal estruendosa: una bandada de gansos, sin temor alguno, me da la bienvenida agitando sus alas, mirándome con esa expresión equidistante entre la agresividad y el cachondeo: animal más punk no lo hay.

Tras unos patos semidormidos que no me hacen ni puto caso, unas pilas pétreas emergen de las aguas del Tajo, a buen seguro los restos de un antiguo puente que no he localizado en ningún mapa. Pero serlo, es, palabrita del Niño Jesús.

Amigos y pilas de puente

Detrás, la fuente del venero "el Peñón" (2023) recuerda al parque Güell, con sus trozos de azulejos rotos. Rincón idílico, para ver el sunset o lo hacer lo que haiga falta.

Gaudí inspiration

Subo por la escalinata de madera, por eso de volver a la civilización.

Me voy p'al pueblo

Tiro a la izquierda, alcanzando la iglesia de San Pedro Apóstol (siglo XVII), con fachada en ladrillo y blanco, entrada frontal y equilibrados volúmenes, muy agradable y armónica.

Iglesia equilibrada

Está abierta, cosa desgraciadamente no tan común en  los templos de España: el interior respira paz y silencio, por lo que aprovecho para echar una breve meditación.

Silencio místico

Con el puntito puesto, avanzo por la calle Iglesia hasta encontrar el arco de entrada a la plaza de la Constitución, corazón del pueblo. Un círculo de azulejos muestra un mapa de los diferentes municipios de la zona.

Portón con mapa

La plaza es francamente dura, sin un árbol que alivie el posible calorazo estival, y el reloj del Ayuntamiento (1941) marca la hora que es, cosa que no todos hacen: sorprende la torre con campana y megafonía, para que todo el mundo se entere de los edictos municipales.

Plaza desierta

Aquí finaliza esta entrada, en la que hemos recorrido -como hemos podido- el camino entre la Puebla de Montalbán y Malpica de Tajo. En próximas entregas seguiremos el periplo aguas abajo del Tajo, de forma anárquica, como se pueda sin más.

CONTINUARÁ 

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